jueves, 24 de abril de 2008

Ella...

Aura toma el frasco de píldoras verdes, lo destapa y toma una de ellas, se sienta en el piso pegando su espalda a la pared, inhala..exhala, su cigarrillo está prendido y casi llega al filtro. Esta noche fue al club X, aunque no sabe porque está ahí, si la música electrogothic simplemente le desagrada. Pero debe de haber un motivo. Observa para todos lados y es lo mismo, decenas de personas con apariencia “oscura” escapados de la época medieval, mujeres y hombres con cabello negro artificial, hebras infectadas de rojo, terciopelo negro, bolsos extraños, tatuajes de arañas y vampiresas derramando sangre en los labios, mujeres con miradas tétricas, hombres con miradas lujuriosas. Pero todos al momento de mirarla acentúan la indiferencia. Chicos raros que acompañan a sus chicas raras y algunos perdidos que experimentan nosequecosa.

Viste una falda negra pasada de moda y un suéter del mismo color . Sus labios permanecen rojos, sus ojos con la pupila mas estirada que nunca, las sombras y las pestañas inferiores repletas de rímel oscuro.. Los altos decibeles de ruido y un par de asesinos verbales que la atacan por la espalda comienzan a alejarla de la pared hasta que llega casi a la puerta. Cierra los ojos y por instantes imagina que Chris Isaak le canta al oído “Wicked game”, se toca la mejilla y lame sus labios, la delgada luz que pasa refleja la línea de brillo que dejó su saliva en ellos, la delgada luz vuelve a pasar y la saliva se ha secado. Abre los ojos, y una leve sonrisa mezoesférica se escapa (Quizá una de las pocas que le brinda su rostro cada par de años) el motivo nunca llegó, es decir, no llegó al lugar, a la cita. Se retira.

Ella escogió ser solitaria, jamás tuvo una buena relación con las chicas y las únicas féminas con las que se ha llevado bien fueron sus muñecas Lilus y Bao, las muñecas sin ojos con dedos mordidos y cabezas deformes que aún conserva en un rincón. Simplemente las muñecas jamás se quejan, jamás hablan de más…y finalmente para alguien como Aura siempre se necesita un cuerpo mas grande que la abrace, alguien tosco y callado...

Paga un taxi que llega a la calle Jardin esquina con República , Toma otra píldora verde y sube las escaleras hacia el cuarto 26 del tercer piso, parece un lugar viejo repleto de historias, los fragmentos de arcilla caen a los escalones…es viejo pero tranquilo.

Tiene la llave del cuarto, abre la puerta, camina algunos pasos. En el cuarto solo hay un sofá y un espejo de 50 x 100 cm. Él está ahí esperándola desnudo, le pide que se siente, Aura está a sus órdenes.

Se para frente a ella, toma una hebra de su cabello con el pulgar y el índice y la levanta mientras Aura comienza a desvestirse. Ya que se ha desvestido, jala esa misma hebra para que se ponga de pie, sujeta su cintura hasta que los delicados senos rosan su pecho. El espejo está detrás de ella, frente a él, él no la observa, parece frío, él no dice palabra, parece mudo, solo observa el espejo. Aura tiene miedo esta vez, un miedo placentero.

Él sujeta las filosas tijeras, levanta la hebra de cabello y la corta. Recuesta a Aura sobre el sofá y con la hebra de cabello seduce cada fragmento de su piel, traspasa los pezones, el vientre, el clítoris….hasta que Aura comienza a jadear, respira mas fuerte, abre la boca, transpira. Sube arriba de ella, corta mas cabello y con el hace un nudo a la hebra antes mutilada, se levanta, la acaricia y le dice que el espectáculo ha terminado, podrán verse la siguiente semana.

Vaya! Esa no es manera de dejar a Aura…